viernes, 22 de junio de 2007

Liga Antitaurina

Antes de entrar en la arena, el toro ha sido sometido en el toril --una espantosa mazmorra-- a horribles malos tratos y vejaciones, como la de recortarle los cuernos, hacerle padecer el peso de enormes sacos de arena durante horas, etc. Al final de esa tortura prolongada, sus pies son bañados con aguarrás para que no pueda quedarse quieto; sus ojos recubiertos de vaselina para que disminuya su ya muy deficiente visión. Luego lo golpean con instrumentos punzantes e hirientes para obligarlo a entrar en el ruedo. El pobre animal, despavorido, trata de huir. Sólo ve colores fuertes y cálidos y por donde ve uno intenta escapar, sin saber que es una vil y canallesca trampa de los torturadores y asesinos para martirizarlo y, encima, burlarse de él.

Empiezan las faenas. Se lo somete a tres picas. (Añadamos de nuestra cosecha este dato, sacado de la enciclopedia Quid: El toro Almendrito fue sometido a 43 picas en 1876. Cuando excepcionalmente un toro no está medio-muerto tras la segunda o tercera pica, se le infligen picas adicionales hasta que ha perdido casi toda su vitalidad y medio-yace moribundo.)

La pica es, por disposición «legal», de acero cortante y punzante, terminada en un arpón de 10 cm, seguido por una cruceta o varias; la cruceta es un disco, que a menudo penetra profundamente en el cuerpo del animal; el picador, con pericia, abre en el toro un boquete enorme, que puede ser de casi medio metro, girando con saña su instrumento de tortura, que va perforando y despedazando los órganos internos del animal. La hemorragia así causada provoca un torrente de sangre, que se vierte abundantísimo no sólo a través de las heridas externas, sino frecuentemente también por la boca.

Luego vienen las banderillas, asimismo de acero cortante y punzante (según lo manda el Boletín Oficial del estado). Algunas banderillas tienen un arpón de 80 mm (las de castigo, a las cuales es sometido el pobre toro cuando ha logrado zafarse de una de las picas); las otras son un poco menos largas. Los garfios o arpones hincados profundamente por los banderilleros en el cuerpo del toro causan un espantoso dolor con cada movimiento del animal, porque giran y se voltean, continuando hasta el último minuto de su desgraciada vida el desgarre y ahondamiento de las profundas heridas internas. No hay límite al número de banderillazos: tantos como sea menester para dejar al toro medio muerto. La espada del matador tampoco lo remata siempre, ni mucho menos. Entonces viene la faena de los puntilleros, que con sucesivos golpes de puñal reducen sus últimos hálitos vitales hasta hacerlo perecer ensangrentado, asfixiado, en una agonía lenta que estremecería a cualquier persona misericorde.

Y a los datos de Gilpérez añado éste (tomado de la misma fuente, el Quid, nada sospechoso de parcialidad antitaurina o antiaristocrática, ¡todo lo contrario!): cuando excepcionalmente un toro, por su singular bravura, ha sido «indultado» (¡qué palabreja!: «¡indultado!», ¡como su fuera él el delincuente y no la víctima!), hay que sacrificarlo porque está totalmente destrozado por dentro. Tal fue el caso del toro Jaquetón, p.ej.

Tales datos no pueden dejar indiferente a nadie. ¡Que no nos vengan con monsergas de que hay que aplazar la lucha contra la tauromaquia para cuando el ser humano haya alcanzado una vida mejor, o para cuando se haya establecido la justicia entre los humanos, o el comunismo, o lo que sea! Los trabajadores no merecen mejor suerte, España no merece mejor suerte, la familia humana no merece mejor suerte si siguen perpetrando o consintiendo sistemáticas crueldades de esa envergadura y, encima, como espectáculo, para diversión. Y para ganancia de los poderosos que matan dos pájaros de un tiro: embrutecen al vulgo, degradándolo, alejándolo así de los ideales de bondad consonantes con planes de justicia y de sociedad igualitaria, generosa, fraternal; y hacen un pingüe negocio, a costa del dinero público

1 comentario:

Fernando dijo...

Me llamo Fernando,y soy de Madrid, no estoy de acuerdo con las corridas de toros, recuerdo que con 10 años mi padre me llevó a las Ventas y me desmallé.

Pero ayer, me llegó un mail que me ha dejado perplejo, alucinado, indignado y deprimido.

En una corrida de toros, el torero se enfrenta al toro con una muleta y puede perder la vida, pero en esto, los animales son toturados, mal heridos, sufren un dolor espantoso, otras reses son testigos de lo que hacen a sus compañeros y saben que les va a pasar a ellos, con el estres que eso supone y todo con total impunidad y con el consentimiento de las autoridades, y esto se hace CADA DIA ¿y vosotros os preocupais de las corridas de toros??

Yo no he podido verlo al completo.
Intentadlo si podeis. Aqui dejo el enlace:

Por FAVOR!! LUCHAD CONTRA ESTO

http://www.dailymotion.com/video/xba1z9_abattage-sans-etourdissement-la-rea_animals#from=embed?start=1